Ahí
tanto que decir sobre ella, yo solo puedo acotar que le vida irónicamente es
morir a pedacitos con cada muerte que nos afecta así lo siento, pues así me ha
tocado vivir, con la ausencia de muchos con la aparición de otros, nuevos y
maravillosos personajes en mi vida que dan cuenta de que un corazón jamás se
cierra para otros, que a pesar de sus heridas aun late, late por la familia,
los amigos, y todos aquellos seres que con su humanidad nos afectan. Y quedan
en nuestra memoria marcadas con fuego los recuerdos, los detalles más
insignificantes, ¡ah! Como recuerdo la sonrisa de mi madre, hay quienes dicen
que nos parecemos mucho será por ello que al verme al espejo cada día la
siento, sus delgadas piernas y sus largos brazos cubriéndome, recuerdo muy bien
cuando mi terror nocturno afectaba mi infancia la manera en que buscaba su
pecho y la seguridad que este me daba, bajo su blusa dormía con tal pasividad
indescriptible.
Su dedicación para
con mi salud parecía como si siempre tuviera respuestas a todas mis preguntas
así la veía yo, pero ahora entiendo sus errores, sus decisiones que de niña no
entendía y lo poco que realmente sabia sobre ella, ya que me falto por
descubrir sus rincones emocionales, no la conocí lo suficiente con algo de
tiempo tal vez hubiera podido ahondar en su vida, mas sin embargo en lo poco
que la recuerdo me basta para decir que fue la mujer más carismática que he
conocido siempre con un buen tema de conversación y siendo el centro de
atención, luchadora ante la adversidad, sé que todos tiene alabanzas para sus
madres y nunca ven los defectos de estas, la mía si los tenia y muchos porque
era humana, muy reservada y misteriosa su corazón era como una perla dentro de
concha dura inaccesible, es por ello que muchas dudas sobre su vida aun martillan
mi cabeza, que le afectaba o preocupaba, ¿qué cosas adoraba? ¿Y lo que sería de
mi vida hoy con ella aquí? Muchas dudas sin respuestas, sin respuestas así me
siento frente a su tumba tan fría y dura como su corazón lejano de mí.