Retorno

Si tan solo pudieran retornar los seres que penetraron tan hondo  nuestros afectos, si tan solo pudieran venir a nosotros y estar así, tan vivos, tan móviles como la leve briza del mar, brotarían de nuestros corazones la ilusión y hasta nuestras propias penas nos esbozarían una sonrisa, ¡Oh dicha inimaginable!
¿Pero que les diríamos? ¿Enmudecería nuestra boca? ¿Qué preguntas haríamos? Les diríamos cuanto los extrañamos, cuanta falta nos hacen, les contaríamos de nuestras vidas después de su partida; del dolor que la ausencia impone, Narraríamos de las marchitas flores que en sus tumbas cambiamos y de las veces en que nuestras lágrimas las enjuagaron, de las oraciones, reflexiones y de cómo trasformo nuestras vidas su ausencia.
Relataríamos de aquellos intentos por resignarnos, tratando de olvidarlos para que el dolor no se apodere del espíritu, y de la culpa por intentarlo; de lo cobarde que nos sentimos al lidiar con la pena tratando inútilmente de condenarlos a la indiferencia.
Pero definitivamente hablaríamos del amor eso que nos mueve, por lo que brota la lágrima y se oprime el corazón a veces. Les diríamos cuanto amamos la voz cariñosa que conforto nuestro ánimo, esa mirada dulce diciéndonos cuan amados fuimos, ¡Ahí Melancolía!...
Pero no retornaran solo en nuestros inconscientes sueños, dejándonos la añoranza, la memoria llena de recuerdos, que mis esperanzas y amor permanezcan con Uds. hasta el fin de mi propia existencia.
¡Qué delirio!
¡Qué locura!
¡Qué empeño!